Todos tenemos, hemos tenido o conocemos a algún perro que en un momento u otro de su vida ha mostrado miedo a ruidos intensos, como pueden ser los fuegos artificiales, las tormentas o los disparos. El miedo es un mecanismo adaptativo que ayuda al animal a no enfrentarse a estímulos que podrían acabar con su vida. Pero cuando ese miedo es desproporcionado, es decir, no se adapta en cuanto al nivel de reacción con el nivel del estímulo, estamos hablando de una fobia.
Las fobias pueden tener distintos orígenes:
– Heredadas: el miedo es la caracterísitica de comportamiento que se ha demostrado que tiene una heredabilidad más alta, hasta un 0,4- 0,5. Lo que significa que el 40 o 50% del miedo de un individuo puede explicarse debido a la genética.
– Sensibilización: en este caso no se produce el fenómeno normal de habituación por la exposición repetida al estímulo, sino todo lo contrario. Puede ser debido a factores ambientales o del individuo.
– Socialización deficiente: durante el periodo de socialización es cuando deberíamos someter al cachorro a todos los estímulos posibles para que los conozca y no muestre miedo de adulto. Ojo, esto hay que hacerlo de manera progresiva o podríamos provocar el proceso contrario, la sensibilización.
– Experiencia traumática: un perro puede sufrir una experiencia que haga que a partir de ahí reaccione con miedo ante la presentación del mismo estímulo, por ejemplo: estar tan tranquilo paseando y que un petardo explote muy cerca.
Una característica asociada a las fobias es la ansiedad anticipatoria. El perro, mediante condicionamiento clásico, asocia otros estímulos que se presentan acompañando al estímulo principal, y anticipa la presentación de éste con una reacción de ansiedad previa a la fobia. Por ejemplo, a la caída de la noche, antes de que empiecen a sonar los petardos, el perro ya está jadeando, deambulando, con taquicardia, babeo, etc.
Puedes analizar el nivel de miedo que presenta tu perro mediante este test.
Debido al mecanismo cerebral de respuesta propio de la exposición a estos estímulos intensos, el tratamiento de estas fobias se hace muy difícil, por lo que el pronóstico de estos problemas no es muy halagüeño.
Aún así, el tratamiento se basaría en técnicas de desensibilización y contracondionamiento clásico. Se trata de exponer al perro a niveles bajos del estímulo mientras lo asociamos con juguete, comida o caricias. El nivel del estímulo se va intensificando de manera muy progresiva, siempre que el perro no muestre ningún tipo de reacción negativa en la sesión anterior. Este tratamiento hay que llevarlo a cabo prácticamente todo el año, mientras no exista exposición intensa y real, ya que en ese caso, el aprendizaje que haya efectuado el perro puede sufrir un gran retroceso. Todo ello funciona mucho mejor si se acompaña de la utilización de feromonas en difusor o en collar, y en el caso de que fuera necesario, fármacos que ayuden al animal en su aprendizaje.
¿Qué hacer en los casos en que ya tenemos las fiestas encima? Bien, en estos casos lo principal es proporcionar al perro un entorno seguro al que poder acudir y refugiarse, utilizar feromonas y fármacos ansiolíticos si fuera necesario. Un lugar seguro es un sitio que habremos condicionado positivamente previamente. No podemos pretender el día de los fuegos artificiales que el perro entre en una habitación en la que nunca ha estado, esto no es un lugar seguro para él. Puede ser una habitación, un transportín, debajo de una cama, debajo de una mesa, una caja de cartón tapada con una manta, dentro de la bañera, etc. Previamente habremos positivizado ese lugar para el perro, mediante la utilización de comida, juego, obediencia, juguetes interactivos. Colocaremos allí un difusor de feromonas y amortiguaremos todo lo que sea posible la entrada de sonido bajando persianas y cerrando ventanas. Puede ser útil poner música, si previamente la hemos utilizado también para positivizar el lugar. Es muy importante que cuando comiencen las fiestas permitamos que el perro vaya allí a esconderse, teniendo las puertas abiertas.
Así puedes trabajar la creación de un sitio seguro.
Si la reacción de miedo es muy intensa consultaremos con nuestro veterinario la posibilidad de administrar algún fármaco ansiolítico durante el tiempo que duren las fiestas. No se deben usar las fenotiacinas (Calmoneosan, Calmosedan, Calmivet) que se han venido utilizando y aún se hace, ya que aumentan la ansiedad del animal debido a que incrementan la percepción a la vez que disminuyen la posibilidad de movimiento.
Por supuesto, lo mejor que podemos hacer si tenemos la posibilidad, es llevarnos a nuestro perro a otro lugar durante las fiestas. Por ejemplo a casa de algún familiar o a una residencia canina donde no exista el ruido en cuestión.
Puedes encontrar información sobre Adaptil y el miedo a los ruidos aquí.
Esperamos haberte ayudado con estos consejos y que tu perro pase unas fiestas menos traumáticas.
Por Rosana Álvarez Bueno.
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Saludos … a mi perro le pasa lo mismo todos los diciembres pobrecitos
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mi perro vive libre en el campo, vive solo con nosotros 3, no permite visitas, persigue ladrando a los autos, motos bicicletas, etc, no permite que entre nadie ni al patio, y menos dentro de la casa